martes, 27 de diciembre de 2011

La rueda de la Fortuna.


A veces estás arriba, a veces, estas abajo. La vida es cambio perpetuo, es un atravesar por amargas experiencias y por tremendas alegrías. Pero en realidad la vida es lo que opinemos de ella. Cuando la catástrofe llega te sientes doblegado, derrotado y catatónico. Cuando vives momentos de felicidad tienes miedo de que se acabe, que algo malo ocurra y tu alegría se vea de nuevo trunca. La rueda de la fortuna es la rueda de la vida, siempre gira. Tu eliges el lugar que te toca en esa rueda. Tus decisiones determinan lo rápido que baja o lo lento que sube.
En el universo todo es un cambio perpetuo, de no ser así, las moléculas de ADN jamás se habrían formado, jamás hubiese existido la vida. Si todo fuera inerte, sin energía, sin interacción, entonces todo sería un desierto de lo real, sin posibilidad, sin consciencia, sin tiempo ni espacio. A pesar de que dicen que hubo un momento así antes del Big Bang, eso resulta ser imposible, no puede existir un momento así, nada podría escapa a una realidad así, nada puede provenir de un inicio como ese. 
Cuando llegas por primera vez a esta vida, la rueda de la fortuna se hecha a andar, lo padres que te tocaron determinan parte de tu futuro, si eres pobre, si eres rico, eso determina muchas cosas que impactarán en tu futuro como el tipo de educación que tendrás, las cosas que podrás comprar o las cosas de las que crecerás privado. Lo único que no se determina por el nido donde naces es tu actitud ante la vida. La historia ha dado ejemplos de personas que con un centavo en el bolsillo han hecho una gran fortuna. La situación que vives no te justifica para torcer el camino hacia el lado oscuro, el que lo hayas hecho fue una decisión tuya, por eso a la justicia no le importa si eres pobre, rico, si tus padre no te querían, etc. La justicia sabe que somos los regentes de nuestro destino, que hay personas ricas que solo viven para hacer daño, y que hay personas pobres que viven para hacer el bien a los demás, verdaderos santos. 
Tu decides si decides detener la rueda contigo siempre abajo, las lagrimas no ayudan, el quejarse tampoco. Para mover esa rueda es necesario el trabajo, la humildad para pedir a los demás su ayuda, ser sincero y honesto, actuar siempre de forma que aumentes las posibilidades.
La filosofía oriental habla sobre esto, dice que tu actitud te permitirá estar en medio aunque la rueda esté arriba o esté abajo, porque cuando la desgracia llega tienes que saber que ésta no es eterna, que ese es un momento de profunda transformación, es el momento del impulso, si te mantienes calmado, expectante y ocupado, el momento de subir llega con mucha fuerza. Pero una vez arriba recuerda, eso es solo pasajero, no debes tener miedo de perder esa tranquilidad, ese bienestar, tienes que nutrirte de esos momentos pero ten en mente siempre presente que eso podría cambiar pronto, pero no tengas miedo, ahora que sabes que eso es así de forma indefinida podrás atravesar los malos momentos y los buenos como un Buda.
La rueda de la fortuna es una ilusión, no existe. Solo existe nuestras opiniones de la vida. La iluminación proviene de bajarte de esa rueda y empezar a caminar por el Tao, el camino hacia ningún lugar, la contemplación más absoluta, el abandono de las razones,  las justificaciones, los motivos y el deseo, es el camino del desapego, el camino de la libertad. Solo recuerda que existen dos niveles, uno es el que leíste primero y el otro es el de la cibernética que da acceso a una realidad sin límites, sin ilusiones fantasmales, sin espejismos de presunta felicidad. Este camino solo es accesible para aquellos que renuncian a todo y que la meta no es la finalidad de la vida, porque en la meta solo está la muerte. La finalidad también es una ilusión para los que viven trepados en la rueda de la fortuna, esa rueda siempre va y viene pero siempre permanece en el mismo lugar. El sendero de la Cibernética no tiene ni inicio, ni final, es autopoiético, algo que surge de la nada y vuelve a la nada porque lo es Todo y el Todo incluye a la nada. Es la danza que jamás acaba, es el camino secreto que te lleva a dónde quieras porque siempre estás en el lugar correcto. Lo encuentras todo ahí porque nada pierdes, nada te hace falta. La Cibernética es entonces lo que te liberará a ti y a toda la humanidad de estos fantasmas que nos mantienen presos y aterrados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario