Trata de entender de una vez por todas que todo en este mundo funciona en términos de procesos circulares y patrones repetitivos, observables y descriptibles. Es por eso que existe la ciencia y es por eso que existe la gnoseología, la medicina y la religión.
Los científicos saben que todos los fenómenos naturales son predecibles debido a que cumplen con ciclos que al conocer los factores iniciales es posible predecir el camino por el que éste fenómeno transitará hasta su desenlace o vuelta al inicio.
Los psicoterapeutas saben que el miedo produce conductas muy concretas y es por eso que al conjunto de conductas que una persona sigue teniendo como motivación el miedo se les puede etiquetar para que otro observador entienda lo mismo que nosotros, ejemplo de esas etiquetas son: fobia, obsesiones, compulsiones, psicopatías, esquizofrenia, paranoia, parafilias.
Los médicos saben que las enfermedades siguen patrones que producen los síntomas que al describirlos todos juntos se crea un cuadro clínico y a partir de ahí es posible resolver la situación médica de los pacientes.
Los que se dedican al negocio de la religión saben que las personas tienen un miedo espantoso a la muerte y que dichas personas necesitan a alguien que les diga que “no morirán” cuando mueran, las masas son dóciles en desprenderse de su bienes con tal de escuchar lo que ellos quieren escuchar. Esto es un patrón muy simple pero por tener carácter universal es entonces posible obtener grandísimos beneficios económicos. Los médicos, los psiquiatras y los científicos también obtienen beneficios de hecho de conocer los ciclos naturales y humanos pero la ética les impide ser tan corruptos como lo son los administradores de la fe.
Esta introducción sirve para demostrar una aseveración fundamental en el universo: “la justicia es cibernética” o “la idea de justicia implica una cibernética de la función”. Quiere decir que todo lo que hacemos tiene consecuencias, a estas consecuencias las etiquetamos de acuerdo con nuestros delirios en términos de fortuna o desgracia. Cuando creemos que nos va bien decimos que la vida es justa, cuando nos va mal decimos que la vida es injusta. Como explicó Ernst von Glasersfeld, si un concepto desaparece entonces su opuesto también, por lo tanto, ¿Es posible que todo en el universo sea solamente justo? Yo respondo que simplemente “la justicia es cibernética”. A toda acción le sigue un efecto igual y contrario. Si ya habías escuchado esa frase es porque es una ley que Isaac Newton forjó, y sin saberlo, estaba describiendo precisamente a la cibernética. Esto no quiere decir que si tu eres amable y bueno con todas las personas entonces éstas serán buenas y amables contigo, tu forma de ser no influye en las respuestas de los demás, recuerda que los demás son seres autónomos y en ocasiones no triviales, por lo que sus respuestas no están en función de tu conducta. Por eso no pienses que si te tratan mal cuando eres bueno con todos es un acto de injusticia, pensar así es una aproximación distorsionada a la realidad.
Si todo fuera injusto en el universo ya nos habríamos aniquilado, y la materia simplemente hubiese desaparecido. Si todo fuese justo en el universo simplemente nada hubiese comenzado, el universo siempre hubiese mantenido el estado de equilibrio que tenía antes del Big Bang.
Todos vamos a morir, no podemos describir la muerte de alguien como un acto de injusticia, no podemos condenar a alguien a morir como un castigo porque la muerte no es un castigo. Si alguien te hace daño, la persona que te provocó esa idea de injusticia sufrirá las consecuencias de haber hecho lo que hizo. ¿Por qué? Porque su falta de límites sociales le hará encontrarse con alguien o con un sistema que tarde o temprano corregirá el desequilibrio que dicho “delincuente” provoca. Hemos creado sistemas que nos ayudan a corregir los desequilibrios sin meternos nosotros mismos en más desequilibrios (vulgarmente se llama venganza). El sistema judicial es un mecanismo que en la mayoría de los países obedece a quién tiene dinero. También existen las aseguradoras, la familia también es un sistema que nos puede ayudar a corregir los desbalances pero el mejor juez es la vida misma.
Cuando una persona carece de ética y responsabilidad siempre se meterá en situaciones límites, beberá alcohol, fumará, se drogará, tendrá sexo sin protección, se peleará, pedirá dinero sin devolverlo, golpeará a mujeres y niños, cometerá delitos, matará. El alcohol, el tabaco, las drogas o el sexo de riesgo lo puede llevar a tener un accidente o enfermarse seriamente hasta perder la vida. La muerte no es un castigo, lo repito. Pero al morir la fuente del desequilibrio cesa. De ahí proviene la ilusión de que las personas malas merecen nada más que la muerte.
En México llevamos varios años con los mayores indices de asesinatos del mundo. El sistema judicial no puede intervenir porque no está diseñado para ese escenario porque pertenece a la categoría de “guerra”. Las guerras terminan porque la energía que la nutre se agota, en este caso, las personas que pueden luchar en dicha guerra mueren o los recursos económicos se evaporan. ¿Por qué las personas se meten en una guerra sabiendo el desenlace? Porqué las personas ignorantes solo son capaces de ver una sola salida, la fácil debido a que la difícil requiere conocimientos y trabajo. Debido a que la salida fácil no es legal pero existe, sus mecanismos de equilibrio son diferentes, más rápidos y expeditos que los mecanismos del sistema judicial, además las penas impuestas son siempre las mismas. Es un fenómeno interesante el hecho de que un grupo de personas creen un sistema fuera de todo lo legal y que ellos mismos impongan un sistema de justicia que funciona más rápido y es más justo que el legal porque a pesar de que tienen dinero, ni los que ostentan el poder se salvan.
Todos nosotros, por el hecho de estar vivos nos tendremos que enfrentar a situaciones de gran injusticia, sean estos accidentes, crímenes, etc. Nuestra obligación es dejar que el sistema se autorregule y no provocar un mayor desequilibrio. También, dejemos de juzgar lo que es bueno y lo que es malo. Hay experiencias que nos permiten aprender y conservar durante mucho tiempo lo más valioso que tenemos, la vida.
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