viernes, 24 de febrero de 2012

La raíz del miedo.



El miedo tiene un solo origen y así como un ser vegetal, éste también tiene muchas ramificaciones que se desprenden de él. El fundamento del miedo es la muerte. La idea de perder la vida está detrás de cada temor, de cada inseguridad, de cada fobia. No tenemos miedo a la enfermedad sino a morir por una enfermedad, no tenemos miedo a la pobreza sino a morir de hambre siendo pobres, no tenemos miedo a perder el trabajo sino a ser pobres y las consecuencias que eso conlleva, no tenemos miedo a viajar sino a tener un accidente mortal y en nuestro intento de elaborar ese miedo inconsciente lo demostramos con síntomas neuróticos. Tampoco tenemos miedo a dios, lo que nos desconsuela es la posibilidad que éste nos otorgue una muerte horrenda en castigo a nuestra falta de fe e inclusive nos condene a una vida terrible en el más allá. Creo que no tenemos miedo al dolor y al sufrimiento, tememos el no poder tolerar ese dolor y por eso es que las personas piden que la eutanasia sea una salida viable en el momento en que no se pueda más. 
Todos nosotros vivimos tratando de alcanzar siempre mayores logros, acaparar lo mejor, tener a tu lado a la persona más bella, buena o fiel. Comprar el mejor carro y la mejor casa, tener a la mejor familia, los hijos más inteligentes y sanos. Nos damos cuenta de lo que la vida es justo cuando perdemos algo o a alguien. El duelo es un proceso de rectificación en el que intentas racionalizar lo que pensabas que era la vida y lo que la vida es en realidad. Todos los seres humanos nos enfrentamos a la pérdida en cualquiera de sus facetas, cada día perdemos juventud, cada día perdemos salud y si todo sale mal podemos perder todo lo que tenemos en un abrir y cerrar de ojos a través de accidentes, desastres naturales y crímenes.
Entender que el duelo es inevitable, que todos nuestros esfuerzos siempre terminarán difuminados en el tiempo te permite alcanzar un nuevo estatus emocional ante la pregunta ¿Qué es lo importante en esta vida? Lo único que nadie puede robarnos, lo único que nadie puede perder es el tiempo y la experiencia que inviertes en los demás. Lo material se transforma, lo espiritual queda impreso eternamente en la red del sistema, precisamente porque no podemos cambiar el pasado y todos los recuerdos bellos que compartas con tu pareja, tus hijos, tus padres y tus amigos quedarán por siempre en la mejor caja fuerte del universo. Lo perderemos todo hasta la misma vida, si no siembras recuerdos maravillosos en los demás tu huella por el hilo del tiempo será en vano, una pérdida total.
La vida nos permite llegar a un equilibrio entre lo que creemos que tenemos y lo que vamos perdiendo, pero en realidad nunca somos poseedores de nada porque nada material puede llegar a introducirse a nuestro ser y solo somos poseedores de lo que somos, de nuestro ser y por ende de nuestras emociones y recuerdos, también de nuestras definiciones sobre nosotros mismos que se forjan con nuestra conducta, nuestros actos, nuestra personalidad y nuestras ideas. Cuando nos vamos de este mundo, lo que somos se libera en el universo y jamás nadie puede manchar tu pasado porque es inalterable y solo a ti importa lo que fuiste porque a nadie debes dar explicación de tu vida. Ser pobre de espíritu es tener la capacidad de tener un espíritu y dotarlo de una filosofía eterna pero aquellos que desbordan en bienes materiales solo tienen tiempo para hacer y conservar esos bienes, jamas para cultivar un espíritu haciendo que sea más fácil para un camello atravesar el ojo de una aguja comparando a un rico en su afán de entrar al “cielo”. Las metáforas están ahí desde hace miles de años para enseñarnos un camino poco explorado pero que está lleno de lo que en realidad todos buscamos, un sentido a nuestra vida y a lo que desafortunadamente se ha convertido en la raíz del todos nuestros miedos, la muerte.

viernes, 17 de febrero de 2012

El laberinto de la Paradoja. La enantiodromía del laberinto.



Este es posiblemente el ensayo más complicado de redactar precisamente por el contenido que analizo. Se trata de los conceptos más importantes que mantienen en funcionamiento a todos los sistemas existentes, incluyendo el que me ocupa en estos momentos: la mente humana.

Laberinto tiene dos posibles raíces, una que significa arma de doble filo y otra que significa trabajo interno. Paradoja y Enantiodromía son conceptos que metafóricamente pueden adoptar la definición de las dos variantes del laberinto, inclusive su contenido actual como lugar de difícil salida por sus enredados pasadizos. 
Paradoja proviene del griego que significa “en contra de la opinión”, es lo contrario de ortodoxo que significa “la opinión común”. Pero paradoja se utiliza actualmente para designar todo aquello que es verdadero cuando es falso y falso cuando es verdadero. En cambio el termino enantiodromía lo acuñó Heráclito para resumir su filosofía. Significa correr en sentido contrario pero actualmente se utiliza para designar todo aquello que se convierte en su opuesto. Es el proceso mediante el cual la paradoja hace su trabajo, el cual consiste en una danza infinita y autológica que nos provoca tanto felicidad, como desgracia. La paradoja es un motor de movimiento perpetuo, el hecho de vivir produce paradojas, el hecho de pensar y actuar también. He titulado esta reflexión añadiendo el concepto de laberinto para trazar el contorno de la imagen que quiero trasmitir sobre las consecuencias de la paradoja y la enantiodromía en la vida del ser humano.
La mente es un arma de doble filo, un labrys, de ahí que el término esquizofrenia significa “mente dividida” y que resulta llamativo el hecho de que al cortar el cuerpo calloso las personas comienzan a comportarse como si tuvieran dos cerebros. Aunque el verdadero problema surge del uso de la dialéctica. Eso es lo que divide a nuestra mente, el delirio de que existe en el mundo la división misma. El alimento de las paradojas es precisamente la dualidad y su capacidad para enfrentarse en un continuum infinito, en dónde lo único que puede intervenir para deshacer los nudos es precisamente otra paradoja, lo que resulta en una paradoja extrema haciendo que no existan más niveles de observación, esto es, una clausura operacional.
Las paradojas pueden causar infelicidad, miseria, enfermedad mental, accidentes fatales, graves crisis de todo tipo, crímenes, etc. Pero las paradojas también pueden causar la iluminación, forjar el espíritu, alcanzar el equilibrio, armonizar nuestra conducta con nuestro pensamiento, unirnos con la naturaleza, contemplar la realidad, encontrar la paz. Lo anterior debido a la naturaleza dual de la paradoja, es por eso que ante un problema causado por paradojas el terapeuta debe responder con más paradojas que liberen a las personas de sus laberintos racionales. 
Decía Heráclito que todo lo frío se calienta, que todo lo vivo muere y que todo lo bueno se degenera. Este es el principio de enantiodromía: lo que se convierte en lo contrario. Ocurre cuando nuestros objetivos se convierten en enemigos y nos arrojan a una realidad más parecida a nuestras pesadillas. Son los mecanismos de la lógica que nos hacen actuar de un modo contranatural y las consecuencias de esto es lo contrario a nuestro deseo. Es el caso de aquellos que logran el éxito. Estas personas son sumamente desdichadas y se sumergen en actividades peligrosas como el consumo de drogas, el sexo, el alcohol y las relaciones destructivas. Esto ocurre porque cuando logras tus objetivos quedas automáticamente vacío. Lo que impulsa al ser humano es su afán de lograr superarse a sí mismo, lograr alcanzar metas cada vez más grandes, ser siempre el número uno, destacar sobre todos los demás. El problema es que en la meta siempre está un precipicio tan profundo que muy pocos logran salir de él. Obviamente resulta patético pero los ejemplos más recientes son el de Michael Jackson, Amy Winehouse y Whitney Houston. El ámbito de la música pop es un lugar muy propicio debido a que los fans tienden a idolatrar a estos artistas y obliga a que éstos encajen en sus fantasías.
Ahora imaginemos al ser humano solo en el mundo, enfrentando las paradojas de su propia mente, enredándose en un laberinto de enantiodromías que tratan de corregir los efectos de las paradojas que causan dichas enantiodromías. ¿Observas ahora como se crea la complejidad? ¿Comprendes por qué la realidad se parece a todo menos lo que la mayoría quisiera que ésta fuese? 
La Cibernética explica y corrige todos nuestros “problemas” porque ésta es una forma de ver, una forma de actuar y de vivir que aparta lo complejo y recuerda que todo lo que denominamos complejo está formado por elementos simples y sencillos, principios básicos que es posible erigir como la luz de nuestro camino. La Cibernética es un estilo de vida que minimiza los grandes costos de buscar la salida de ese laberinto que puede ser nuestra mente. Hay que esperar y ser pacientes porque muy pronto la vida misma nos tomará de la mano y nos obligará a transitar por este camino debido a que no nos quedará alternativa, el cambio será abrupto pero una nueva imagen alcanzará nuestros sentidos y nos preguntaremos ¿Por qué no nos habíamos dado cuenta de lo sencillo y hermoso que todo pudo haber sido? Obviamente los puntos se conectan hacia atrás, si tuviésemos la capacidad de conectarlos hacia adelante seríamos profetas y si algunos adivinan lo que pasará se debe a que es relativamente fácil predecir los efectos de las causas presentes, lo que no significa que estas personas puedan ver el futuro como una especie de don, simplemente es observar, estimar las posibilidades y elegir una opción que en algunas veces fallará debido a que las variables cambian como el clima.
Es increíble cómo dos elementos del lenguaje pueden forjar una realidad tan desfavorable y al mismo tiempo sean éstos los encargados no solo de corregir las anomalías sino de favorecer nuestro despertar como seres capaces de alcanzar proezas dignas de alguien que sólo puede justificar dichos actos insinuando una esfera casi desconocida de nosotros mismos: El espíritu humano. Pero la única forma de labrarlo es mediante un trabajo interno, un laberinto. Creo que aquí esta la clave, preferimos vivir en un laberinto de incertidumbre debido a que no sabemos transitar por los laberintos del espíritu, nos da miedo, no lo entendemos y algunos ni saben que existe. De ahí que aquellos grandes Budas nos parezcan a los simples mortales como seres muy complejos, sus pensamientos y su sabiduría solo son alcanzables mediante complicadas reflexiones cuyo resultado es tan favorable que despierta la conciencia y los hace merecedores de nuestro asombro y respeto. 
Hablar de cibernética es referirse a todo aquello que vuelve sobre sí mismo. Es la retribución justa a nuestros actos, es la consecuencia pragmática de nuestros pensamientos. Es la herramienta para cambiar, es la explicación del equilibrio y la estabilidad, es la cinta de Moebius dónde encontramos de frente a aquellos a los que lastimamos y humillamos pero también a los que amamos y ayudamos. La cibernética es autopoiesis, emerge de sí misma y su objetivo es mantenerse a sí misma. Es por eso que todo lo que existe emergió de sí mismo y su función es mantenerse existiendo hasta que la entropía desvanezca los límites de la forma y el contenido se derrame en la más obscura y fría vacuidad. Eternidad es una palabra que hace referencia al tiempo e infinito al espacio. La eternidad infinita parece ser la mejor definición de nuestro ser, un ser que no responde a la materialidad renacentista sino a un holograma cuántico en un horizonte de sucesos con relativa singularidad.

viernes, 10 de febrero de 2012

Autoestima y Autoengaño.



De todas las teorías psicológicas sobre el autoengaño no he encontrado referencias a la relación que existe entre el mantenimiento de una autoestima y el proceso de autoengaño. Entonces aprovecho la oportunidad para trazar una línea recta que va de los procesos de autoestima hacia los procesos del autoengaño.

Es sencillo, el autoestima es la aceptación, reconocimiento y estimación de lo que soy como persona. El autoengaño es el discurso falso que tenemos sobre nuestros pensamientos sobre cualquier aspecto hacia donde ellos se dirijan. El autoengaño implica una doble ligadura porque en primer lugar sabemos que un pensamiento es falso y al mismo tiempo tenemos que hacer como que lo que pensamos es cierto y que nuestro método para llegar a dicha conclusión es correcto.

Un autoengaño encubre una verdad íntima. Cuando los católicos se negaron a creer en las ideas de Galileo no estaban incurriendo en un autoengaño porque simplemente creían con todas sus fuerzas que la tierra era una planicie. El que se autoengaña sabe la verdad que subyace por lo que su intento de disimularla tiene que ver con intento de mantener una estabilidad interna ¿De qué tipo? Del peor tipo de todos, el moral. Un ladrón, un asesino, jamás un criminal declarará sus culpas, es más, gritará a los cuatro vientos su inocencia y reclamará justicia para su caso. Es precisamente el hecho de saber la verdad y negarse a enfrentarse a las consecuencias de la verdad que el individuo se ve casi obligado a crear una realidad diametralmente opuesta a los hechos reales. 

Ernst von Glasersfeld dijo que la realidad funciona a pesar de vivir con una percepción errada de lo que la realidad es en realidad. Sólo sabremos que íbamos por mal camino cuando fracasamos, naufragamos o todo se derrumba. Es por eso que podemos vivir con mentiras y engaños, es por eso que una idea bien sembrada en nuestra mente puede regir el rumbo de nuestra vida hasta el fondo del precipicio. Absolutamente todos los seres humanos preferimos escuchar una mentira que nos haga feliz a una verdad que nos vuelva miserables. La verdad siempre nos hundirá porque lo que creemos que es el amor, el cariño, el respeto, no tiene nada que ver con lo que son. Hemos instaurado como pilares de nuestra realidad la idea de que el amor es eterno, la fidelidad es absoluta, la inocencia es santa, el perdón es honesto, la vida es justa. Debido a que esas ideas son un proceso, éstos siempre tendrán fluctuaciones y paradojas.

Cuando nos vemos al espejo siempre queremos ver al adolescente que fuimos, a la reina de belleza que una vez ostentó títulos y premios. El padre de familia cuando ve a sus hijos siempre quiere pensar que está ahí para protegerlos y que mientras él viva los podrá salvar de cualquier peligro. Las parejas quieren creer de verdad que lo que dicen los votos ante el altar será verdad por el simple hecho de hacer una ceremonia. El asesino inclusive se atreve a pensar que termina con el sufrimiento de sus víctimas como en el caso del asesino de personas mayores y discapacitados. El ladrón en turno se cree Robin Hood. El militar se cree Superman y luego cualquier juez de distrito se cree dios (y no queremos entrar en la mente de los líderes políticos, eso debe ser indescriptible).
El camino del autoengaño está plagado de ideas fijas, abstractas de lo que es la belleza, la bondad, la justicia, el amor. Todos aquellos que transitan por ese camino saben que no cumplen con los requisitos que se les exigen y optan por el camino más fácil, el distorsionar la realidad para que los demás crean que uno es o puede hacer cosas que en el fondo sabemos que no somos ni podemos hacer.

Entonces el autoengaño no es más que un consuelo (para no llamarlo “consolador”). Pensamos que somos afortunados cuando vemos que hay gente que muere de hambre, creemos que somos inteligentes, buenos y cariñosos porque nos comparamos con quienes no son y pensamos que la situación siempre podría estar peor. Esos autoengaños nos permiten seguir levantándonos por la mañana, nos permiten seguir llevando esas vidas patéticas y vacías siempre y cuando nos permitamos comprar un cinturón Louis Vuitton o unos lentes Tiffanys. Justificamos la guerra porque es mejor vivir en democracia aunque el país esté en ruinas. 

¿Qué nos hace falta para enfrentar la realidad y a pesar de ello levantarnos, proseguir nuestro camino y triunfar? Se requiere de ACEPTACIÓN en el sentido que Humberto Maturana le imprimió a ese termino. También necesitamos DESAPEGO y entender que lo más importante es vivir la EXPERIENCIA de estar vivos. Recordemos que nuestra vida es una rueda de la fortuna, no podemos bajar de ella. Aunque el mejor remedio para corregir nuestra miopía es llegar al equilibrio emocional e ideológico, esto es encontrar la SEGURIDAD que necesitamos para construir una autoestima coherente y sólida.

jueves, 9 de febrero de 2012

Las reglas del juego.



Un juego está definido por sus reglas. Para jugar a ser papá o a ser mamá hay que seguirlas, en caso contrario puede venir servicios sociales y mediante un juez quitarte a tus hijos. Todos estamos metidos en alguna especie de juego y mientras sigamos las reglas podremos seguir jugando.
Un estudiante rebelde será acusado de tener algún déficit de atención, problema familiar o sociopatía. Para ser parte de un grupo de amigos a veces las reglas implican fumar, beber, drogarse, robar, comprar ropa de marca. Algunas familias dictan que las reglas a seguir son la hipocresía, el favoritismo, la competencia sucia, etc. También hay reglas en la justicia, en la ciencia, en la religión. El no seguir las reglas del juego pueden conducirnos a dos escenarios diferentes, uno es que se nos juzgue y se nos someta hasta que aprendamos a seguir dichas reglas pero el otro es que el juego se rompa, sin embargo, otro juego nuevo emergerá, aunque tal vez las reglas sean más justas y limpias en esta ocasión. 
Si eres buen observador te darás cuenta del verdadero juego que a los seres humanos les gusta participar, y al igual que en una partida de ajedrez, es posible adelantar varios movimientos a tu oponente precisamente porque los seres humanos son predecibles en sus movimientos, esto te dará ventaja en momentos cruciales y te permitirá “ganar”. 
Las personas no pueden ocultar sus intenciones, sus actos, sus preguntas, todo les delata, tú sabes cuando alguien te quiere estafar, robar, lastimar, humillar. Si cierras los ojos y te sumerges entonces ellos ganarán. Lo necesario en todas las situaciones es seguir las reglas hasta el punto en que el otro crea que juegas su juego y entonces de la nada rompes su visión el mundo.
En la política todos creen que con su voto pueden cambiar la situación del país o lo que es lo mismo, la propia situación. La regla es que votes y te calles, de ahí en adelante, el que toma las riendas es el elegido para hacer y deshacer sin que tú puedas ni siquiera intentar expresar una opinión contraria, al fin y al cabo con tu voto decidiste alienarte de tu voluntad para que otro se encargue de elegir lo mejor para tu futuro. El verdadero cambio está en dejar de votar o que tu voto no sea para nadie. Solamente si todos al mismo tiempo participan en ese juego un cambio puede ocurrir.
Estamos muy condicionados a seguir las reglas, es lo único que sabemos hacer. Cuando dices que no bebes, ni fumas, ni te drogas, tus amigos te ven raro y se alejan. Es por eso que en la vida no hay actos bueno o malos, simplemente hay juegos en los que participas y en los que no.
Quienes se dedican al crimen organizado saben las reglas y aceptan sufrir las consecuencias porque las recompensas que pueden obtener con poco esfuerzo sería imposible obtenerlas ni aunque vivieran diez vidas.
Cuando uno es miembro de una religión sabe qué reglas ha de seguir, la más importante es la de renunciar a los bienes materiales en favor de la iglesia o congregación para que ésta sea fuerte y poderosa y pueda seguir cumpliendo con su misión en la tierra.
Como terapeuta me enfrento al dilema que los pacientes amablemente me plantean: “Ayúdame a cambiar dejando todo exactamente como está.” Seguir esa única regla es difícil pero yo siempre respondo diciendo: Te ayudaré a cambiar dejando todo como está.” Las personas no esperan dicha respuesta lo que los obliga a alejarse de su cómo estatus y se exigen a sí mismos un nuevo escenario de juego. Obviamente la comunicación es inconsciente y por lo mismo es más poderosa.
Cuando eres capaz de ver las reglas del juego que siguen las personas entras en una categoría especial donde los demás te ven raro, te tienen miedo y procuran no tener mucha confianza contigo porque saben, saben muy bien que una palabra tuya bastará para estropearles su juego o lo que es equivalente a cambiarles la vida.

La ética implica que en un juego todos salgan ganando, esto se llama "juego de sumas a 1". Jugar un juego de sumas a 0 implica que todos pierden. La mayoría de las personas solo saben jugar éste último porque no saben hacer otra cosa, de ahí que personas supuestamente respetables e inteligentes terminen siendo estafadores como los grandes magnates de Wall Street que hoy están en la cárcel.

Todos los juegos son cibernéticos porque ellos siguen un patrón fijo, y el proceso es observable y descriptible como un "juego" al que podemos nombrarle como queramos: política, economía, sociedad, familia, etc.

Si quieres puedes aprender y seguir las reglas pero en su momento también está en tus manos el cambiar lo que es hipócrita y humillante, está en tus manos el apostar tu vida en el juego del vicio, es tu responsabilidad vivir bajo tus propias reglas y que los demás se beneficien de alguna manera. Las reglas de la ética son el mejor movimiento en una buena partida.

La justicia es Cibernética.



Trata de entender de una vez por todas que todo en este mundo funciona en términos de procesos circulares y patrones repetitivos, observables y descriptibles. Es por eso que existe la ciencia y es por eso que existe la gnoseología, la medicina y la religión.
Los científicos saben que todos los fenómenos naturales son predecibles debido a que cumplen con ciclos que al conocer los factores iniciales es posible predecir el camino por el que éste fenómeno transitará hasta su desenlace o vuelta al inicio. 
Los psicoterapeutas saben que el miedo produce conductas muy concretas y es por eso que al conjunto de conductas que una persona sigue teniendo como motivación el miedo se les puede etiquetar para que otro observador entienda lo mismo que nosotros, ejemplo de esas etiquetas son: fobia, obsesiones, compulsiones, psicopatías, esquizofrenia, paranoia, parafilias.
Los médicos saben que las enfermedades siguen patrones que producen los síntomas que al describirlos todos juntos se crea un cuadro clínico y a partir de ahí es posible resolver la situación médica de los pacientes.
Los que se dedican al negocio de la religión saben que las personas tienen un miedo espantoso a la muerte y que dichas personas necesitan a alguien que les diga que “no morirán” cuando mueran, las masas son dóciles en desprenderse de su bienes con tal de escuchar lo que ellos quieren escuchar. Esto es un patrón muy simple pero por tener carácter universal es entonces posible obtener grandísimos beneficios económicos. Los médicos, los psiquiatras y los científicos también obtienen beneficios de hecho de conocer los ciclos naturales y humanos pero la ética les impide ser tan corruptos como lo son los administradores de la fe.
Esta introducción sirve para demostrar una aseveración fundamental en el universo: “la justicia es cibernética” o “la idea de justicia implica una cibernética de la función”. Quiere decir que todo lo que hacemos tiene consecuencias, a estas consecuencias las etiquetamos de acuerdo con nuestros delirios en términos de fortuna o desgracia. Cuando creemos que nos va bien decimos que la vida es justa, cuando nos va mal decimos que la vida es injusta. Como explicó Ernst von Glasersfeld, si un concepto desaparece entonces su opuesto también, por lo tanto, ¿Es posible que todo en el universo sea solamente justo? Yo respondo que simplemente “la justicia es cibernética”. A toda acción le sigue un efecto igual y contrario. Si ya habías escuchado esa frase es porque es una ley que Isaac Newton forjó, y sin saberlo, estaba describiendo precisamente a la cibernética. Esto no quiere decir que si tu eres amable y bueno con todas las personas entonces éstas serán buenas y amables contigo, tu forma de ser no influye en las respuestas de los demás, recuerda que los demás son seres autónomos y en ocasiones no triviales, por lo que sus respuestas no están en función de tu conducta. Por eso no pienses que si te tratan mal cuando eres bueno con todos es un acto de injusticia, pensar así es una aproximación distorsionada a la realidad. 
Si todo fuera injusto en el universo ya nos habríamos aniquilado, y la materia simplemente hubiese desaparecido. Si todo fuese justo en el universo simplemente nada hubiese comenzado, el universo siempre hubiese mantenido el estado de equilibrio que tenía antes del Big Bang.
Todos vamos a morir, no podemos describir la muerte de alguien como un acto de injusticia, no podemos condenar a alguien a morir como un castigo porque la muerte no es un castigo. Si alguien te hace daño, la persona que te provocó esa idea de injusticia sufrirá las consecuencias de haber hecho lo que hizo. ¿Por qué? Porque su falta de límites sociales le hará encontrarse con alguien o con un sistema que tarde o temprano corregirá el desequilibrio que dicho “delincuente” provoca. Hemos creado sistemas que nos ayudan a corregir los desequilibrios sin meternos nosotros mismos en más desequilibrios (vulgarmente se llama venganza). El sistema judicial es un mecanismo que en la mayoría de los países obedece a quién tiene dinero. También existen las aseguradoras, la familia también es un sistema que nos puede ayudar a corregir los desbalances pero el mejor juez es la vida misma.
Cuando una persona carece de ética y responsabilidad siempre se meterá en situaciones límites, beberá alcohol, fumará, se drogará, tendrá sexo sin protección, se peleará, pedirá dinero sin devolverlo, golpeará a mujeres y niños, cometerá delitos, matará. El alcohol, el tabaco, las drogas o el sexo de riesgo lo puede llevar a tener un accidente o enfermarse seriamente hasta perder la vida. La muerte no es un castigo, lo repito. Pero al morir la fuente del desequilibrio cesa. De ahí proviene la ilusión de que las personas malas merecen nada más que la muerte.
En México llevamos varios años con los mayores indices de asesinatos del mundo. El sistema judicial no puede intervenir porque no está diseñado para ese escenario porque pertenece a la categoría de “guerra”. Las guerras terminan porque la energía que la nutre se agota, en este caso, las personas que pueden luchar en dicha guerra mueren o los recursos económicos se evaporan. ¿Por qué las personas se meten en una guerra sabiendo el desenlace? Porqué las personas ignorantes solo son capaces de ver una sola salida, la fácil debido a que la difícil requiere conocimientos y trabajo. Debido a que la salida fácil no es legal pero existe, sus mecanismos de equilibrio son diferentes, más rápidos y expeditos que los mecanismos del sistema judicial, además las penas impuestas son siempre las mismas. Es un fenómeno interesante el hecho de que un grupo de personas creen un sistema fuera de todo lo legal y que ellos mismos impongan un sistema de justicia que funciona más rápido y es más justo que el legal porque a pesar de que tienen dinero, ni los que ostentan el poder se salvan.
Todos nosotros, por el hecho de estar vivos nos tendremos que enfrentar a situaciones de gran injusticia, sean estos accidentes, crímenes, etc. Nuestra obligación es dejar que el sistema se autorregule y no provocar un mayor desequilibrio. También, dejemos de juzgar lo que es bueno y lo que es malo. Hay experiencias que nos permiten aprender y conservar durante mucho tiempo lo más valioso que tenemos, la vida.