miércoles, 26 de octubre de 2011

El comienzo, el principio, el inicio y el origen.



Estamos obsesionados por saber cómo comenzó la historia de nuestro universo, nos interesa responder esa pregunta principalmente porque daría pié a tratar de descifrar la pregunta que realmente nos inquieta: ¿Qué hubo antes del tiempo? Existe una tremenda dificultad cuando tratamos de embestir esta cuestión con simple lógica debido a las paradojas que emergen al aplicar conceptos tan abstractos. Una de esas paradojas es la del “todo y la nada” que explico ampliamente en mi libro y por lo tanto no es mi intención detenerme con mucha profundidad en esta cuestión. Los científicos están teniendo serias dificultades para manejar la cantidad infinita de ideas novedosas que podrían dar una respuesta satisfactoria a cuestiones tan densas. Lo que no saben es que siguen el mismo camino que los llevará, como está ocurriendo, a toparse con más interrogantes cada vez más increíbles y fantásticas. ¿Cuál podría ser la explicación a nuestra incapacidad para explicar? La clausura operacional. ¿De qué? De nuestra mente.
Nuestra mente es un mecanismo cibernético que funciona bajo leyes cibernéticas y el resultado de su funcionamiento es un mundo cibernético con regido por leyes cibernéticas, está completamente clausurado, en su intento de explicarse a sí mismo cae en paradojas que nuestra mente no puede resolver haciendo necesaria la intervención de una meta-mente externa a nuestra propia mente para poder resolver el pequeño problema de la clausura operacional. Sabemos que eso no va a ocurrir, así que hay que sobrellevar la situación con verdadero estoicismo. 

¿En sí qué es la clausura operacional? Es la incapacidad del cerebro para incorporar material o información externa a él mismo. Se traduce de la siguiente manera: Los sentidos son los responsables de llevar información a nuestro cerebro, esa información no dice qué es la cosa percibida, solo puede trasmitir información de cuánto es lo que se percibe. En otras palabras, la información percibida es cuantitativa, nunca cualitativa, esto es un reto a la lógica porque quiere decir que nuestro cerebro sabe cuánto de cada cosa ve, oye y siente pero no qué color, textura o sonido. Además, es importante señalar que no es posible la entrada de sonido o luz a nuestro cerebro, éste tiene que realizar cambios estructurales para poder aprender nueva información. Por cambio estructural significa que las raíces de las células nerviosas tienen que moverse físicamente en el espacio para hacer conexiones electroquímicas con otras de tal forma que dichas conexiones digan algo sobre lo que nuestros sentidos perciben. Ahora bien, ese es el primer paso, lo impresionante es que de este sencillo proceso físico emerja la cosa más compleja capaz de conocerse y explicarse a sí misma: la mente. Nuestra mente proviene de la sinergía entre todos los procesos anatómicos y fisiológicos de nuestro ser. Es la suma de todo lo que somos, es la suma de lo que aprendemos, de millones de años de evolución. Nuestra mente se empezó a gestar desde los inicios mismos del universo. Curiosamente nuestra mente siente fascinación por precisamente esos orígenes. Nuestra mente es el techo del mundo, su finalidad. Metafóricamente hablando podemos decir que es como cuando una chica se arregla con esmero para estar muy llamativa en el evento al que va, para saber que todo está en orden ¿Qué necesita? Un espejo! Pues bien, nuestra mente sirve de espejo a un universo vanidoso. El universo tiene que saber que existe, necesita un elemento importante: consciencia. 
Mi forma de hablar dice muchas cosas que se salen de una comprensión lineal y científica de lo que sabemos con certeza que es la realidad, esto debido a que mi descripción proviene de un nivel diferente de observación. Creo que no tiene sentido hablar de los grandes descubrimientos científicos con respecto al origen de la realidad si no hay una finalidad que dé sentido a nuestra vida. Debe de servir para algo responder a interrogantes tan profundas, el conocimiento no solo sirve para demostrar que podemos lograr descifrar los grandes misterios de la naturaleza, las respuestas deben de estar al servicio de nuestra vida. 

Hagamos el ejercicio de pensar lo poderosa que es nuestra mente que es capaz de entender y abarcar todo el universo. El constructivismo radical dice que no es posible acceder a una realidad externa, por ende no niega que exista, pero al no poder comprobar que existe es imposible asegurar que existe y por ende es lo mismo que decir que no existe. El constructivismo por esa razón no da mucha importancia a este principio, sino que pone el acento realmente en lo que importa, la capacidad comprobada de nuestra mente de “emular” la realidad, aunque el termino que a mi me gusta usar es el de “crear” la realidad. Entendamos lo siguiente: no es el cerebro quién crea la realidad, es la mente, y la consciencia es la facultad de nuestra mente para conocerse a sí misma y darse cuenta de lo que es y de dónde proviene. Nuestra mente es tan poderosa que si queremos construir un muro impenetrable lo único que tiene que hacer es comunicarse con las mentes adecuadas para lograr que el trabajo se haga, entonces sí, nuestra mente es capaz de transformar la realidad que ésta crea. Nuestra mente dota de información cualitativa a toda esa maraña de información proveniente de nuestros sentidos, aunque creo que es necesaria hacer la aclaración que es nuestra mente la que ha creado a nuestros sentidos como forma de explicar nuestra forma de obtener información de un mundo externo que en última instancia también podría ser una invención de nuestra mente. 


¿Me sigues lo que estoy diciendo? ¿Eres capaz de comprender el hecho de que si quisiéramos podríamos explicar todo a partir de una mente capaz de inventar todo lo que conocemos? Esto nos aventaría a un territorio dónde tendríamos que hablar acerca de una naturaleza desconocida de nuestra mente. Tendríamos que reescribir la historia desde sus inicios. Tendríamos que decir que nuestra mente en su afán de entenderse a sí misma tuvo que crear una realidad que contara una historia lógica, cronológica, filogenética, ontogenética, epistemológica, biológica y psicológica, cosmológica, cuántica y teológica, de tal forma que pudiésemos rastrear el origen de nuestra mente hasta los orígenes mismos del universo, el único problema es nuevamente el de la clausura operacional que funge como virus informático de nuestra mente, impidiendo el autoengaño a fin de no aceptar una explicación tan pobre y paradójica, así mismo también nos sirve como guía para entender la verdadera naturaleza de nuestra mente: si su origen no es externo entonces ¿De dónde provino la mente con su asombrosa capacidad de inventarse una historia tan compleja tan solo para poder explicarse a sí misma? Quiere decir que nuestra mente es una entidad capaz de “materializar” dentro de sí misma una realidad que ésta misma ha creado y que es capaz de funcionar de tal modo que todo tiene sentido, desde la vida, la muerte, la experiencia, la sociedad, todo. Pero que si queremos, también es capaz de borrar todo lo que sabe y aún así seguir existiendo. Es curioso que no sepamos en qué momento empezamos a tener consciencia de nosotros mismos, es como si hubiésemos aparecido de la nada y empezado a vivir a partir de la infancia, es cierto que tenemos los relatos de los adultos y las personas que nos cuidaron mientras no teníamos conciencia de nosotros mismos, pero también hay un principio que dice que nuestra mente rellena esos espacios vacíos con elementos que den sentido a esa falta de experiencia previa. Espero que me todavía me estés siguiendo en la descripción de estas ideas puesto que creo que hay un límite que cuesta trabajo de cruzar y aquellos que no están preparados simplemente no ven el enorme pedazo de hielo que se esconde bajo la superficie de las aguas por donde surcan los icebergs. 
Intentaré dar una conclusión de tal forma que se integre lo dicho hasta el momento y que sirva también como una llamada de alerta sobre las posibilidades de asumir la capacidad que tenemos como seres mentales.
Los científicos buscan los orígenes del universo para tratar de entender los orígenes de la vida y de esta forma lograr entender los orígenes de nuestra mente. Jamás tendrán éxito porque es nuestra mente la que crea la realidad, y es nuestra mente de donde brota la idea de un universo que tiene que ser explicado. En algún momento creíamos en seres que vivían en los cielos, y eso era verdad y determinaba la vida, ahora creemos que la vida es autopoietica y eso rige nuestra experiencia y nuestra observación. Si todo proviene de nuestra mente, lo único que tiene sentido es intentar explicar qué es la mente, lo sabremos si logramos entender lo que es capaz de hacer y de lo que necesita para seguir existiendo. Si todo brota de nuestro ser ¿Por qué nos empeñamos en seguir dotando de existencia a lo que experimentamos como dolor y sufrimiento? Quiero ser pionero en esto y eliminar esas palabras de mi lenguaje. Si todo emerge de mi mente, ¿Quiénes son todas esas personas que pueblan mi experiencia? Todos somos uno, somos el reflejo de un espejo en el reflejo de otro espejo. Así como nuestra mente ha sido capaz de crear un universo que después ha tenido la necesidad de encontrar su reflejo en nuestra consciencia, así también nosotros como mente tenemos la necesidad de vernos reflejados en otras mentes, pero de nuevo, si es de nuestra mente de dónde todo brota, entonces jamás podremos saber cuál es la mente de dónde todos los reflejos provienen, es por eso que tu existencia y la mía son igual de importantes, la realidad no proviene de mi mente exclusivamente o de la tuya, es posible que jamás sepamos de dónde provino el primer reflejo, es posible que sí lo sepamos debido a que hay un pequeño detalle, nuestra mente se apaga, sale de escena, ¿A dónde va? Hay todo un territorio nuevo e inexplorado que vale la pena empezar a alumbrar

La filosofía no promete asegurar nada externo al hombre: en otro caso supondría admitir algo que se encuentra más allá de su verdadero objeto de estudio y materia. Pues del mismo modo en que el material del carpintero es la madera, y el del escultor, bronce, el objeto del arte de vivir es la propia vida de cada cual.
Epicteto.

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