El problema de todos los cerebros: humanidad.
Resulta evidente que la característica más perturbadora del sistema global “humanidad” es su demostrada inestabilidad, así como el hecho de estarse acercando rápidamente hacia una singularidad. En la medida en que la humanidad se trata a sí misma como si fuera un sistema abierto ignorando las señales de sus sensores, que le están informando de su propia situación, nos aproximaremos hacia esa singularidad sin descanso. (Últimamente he empezado a preguntarme si la información acerca de su propio estado no podría llegar a todos los elementos a tiempo para actuar si ellos decidieran escuchar en vez de pelear.)
La meta es clara: debemos cerrar el sistema para poder alcanzar una población estable, una economía estable, y para tener recursos estables. Si bien el problema de construir una “servo-población” y una “servo-economía” puede ser resuelto con los recursos materiales estamos obligados por la segunda ley de la termodinámica a volvernos hacia fuentes extraplanetarias. Aproximadamente 2-104 kilovatios de radiación solar están a nuestra disposición. Usados sabiamente, podrían dejar intactos a nuestros invalorables recursos orgánicos, terráqueos, altamente estructurados, fósiles o vivientes, para ser usados y disfrutados por incontables generaciones por venir.
Si estamos persiguiendo la fama y el éxito podemos ignorar la profundidad de estos problemas de computación, ordenamiento, regulación y retardo de la entropía. Sin embargo, ya que nosotros, en tanto cibernetistas, tenemos competencia como para atacar dichos problemas debemos poner nuestra meta por encima de la fama y el éxito yendo, sin demasiado ruido, tras su solución. Si deseamos mantener nuestra credibilidad científica, el primer paso a dar sería aplicar nuestra competencia a nosotros mismos formando una sociedad global que no sea tanto para la cibernética sino, más bien, que funcione cibernéticamente. Así es como yo entiendo la exhortación de Dennis Gabor: “¡Cibernetistas del mundo, uníos!” Sin comunicación, no hay regulación; sin regulación, no hay meta; y sin una meta el concepto de “sociedad” o de “sistema” se vuelve vacío.
La competencia implica responsabilidades. Un médico debe actuar en la escena de un accidente. No podemos ser más espectadores a sabiendas de un desastre global. Debemos compartir la competencia que tengamos a través de la comunicación y la cooperación trabajando juntos en los problemas de nuestro tiempo. Este es el único modo en que podamos cumplir con nuestras responsabilidades sociales e individuales en tanto cibernetistas que deben practicar lo que predican.
Este mensaje fue transmitido el 9 de diciembre de 1971 en Washington durante la presentación inaugural en la Conferencia de Otoño de la Sociedad Norteamericana de Cibernética.
Heinz von Foerster (1911 – 2002) científico y cibernetista. Trabajó en el campo de la cibernética y fue esencial para el desarrollo de la teoría del constructivismo radical y la cibernética de segundo orden. Nace en Viena, Austria, el 13 de noviembre de 1911. Estudia Física en la Universidad Técnica de Viena y en la Universidad de Breslau. Se instala en 1949 en Illinois, USA, trabajando para la Universidad de Illinois, donde trabajará junto a John von Neumann, Norbert Wiener, Humberto Maturana, Francisco Varela, Gregory Bateson, Margaret Mead, y otros. Muere en Pescadero, California, USA, el 2 de octubre de 2002. Fue también conocido por su interés en la música generada por computadora y la magia de escena.
Comentario personal: Debido a que la Cibernética se encarga de la estructura de la realidad más que de su contenido es posible predecir de forma científica los acontecimientos que atañen a los sistemas que poseen una entropía y que de manera inexorable tienden a la disipación. Hace más de cuarenta años que Heinz von Foerster (una de las mentes más brillantes que hace sentir orgullo por ser parte de la humanidad) ya había predicho las dinámicas sociales consecuencia de una disparidad entre el observador y su creación: la realidad. Los problemas de una sociedad son producto de lo que cada miembro de esa sociedad está haciendo o dejando de hacer, de tal forma que es un agravante el hecho de desplazar la responsabilidad que nos toca a personajes políticos cuya meta es distinta a la nuestra como sociedad. Cada día más personas se dan cuenta de esta imperante necesidad de volvernos responsables por lo que vivimos y de proponer soluciones locales ya que la suma de estas soluciones siempre será una solución a gran escala. Parece que Foerster tenía claro cuál es nuestro principal problema: los recursos naturales, y es por eso que es momento ya de actuar por cuenta propia cuidando e invirtiendo en infraestructura que haga uso de nuestro más importante recurso: el Sol. Espero que nuestros objetivos sean claros permitiendo que las generaciones futuras cuando lleguen no se encuentren un planeta desolado y carente de energía debido a que en una sola generación y por simple avaricia nos dedicamos a agotar un bien que tomó miles de años para producirse, millones de seres vivos y que si no se utiliza sabiamente producirá la hecatombe de la que todo cibernetista está consciente: entropía.
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