Gracias a la película “La invención de la mentira” tengo ahorrado el trabajo de explicar cómo sería el mundo si todos diésemos nuestra opinión exactamente como la pensamos. Empezaré con conceptos pesados diciendo que la realidad es totalmente aséptica y esto quiere decir que si observásemos la realidad tal y como es entonces cada uno de nosotros viviría su vida en un gran vacío existencial ya a simple vista parece que no hay propósito en el hecho de que nazcamos, nos reproduzcamos y al final fallezcamos sin tener certeza de lo que ocurre después de ese proceso.
El 95% de la población sucumbe ante el gran abismo que significa pensar en la eternidad que puede ser la muerte, vivimos un instante y morimos para siempre. Caminar bajo ese sol acabaría con nuestro ánimo y nos condenaría a una vida estéril y triste.
Afortunadamente somos una especie que gusta de dotar de contenido a la realidad con pensamientos tan diversos que nuestras historias son capaces de crear bibliotecas masivas para contenerlas, contenedores de contenidos. Otro concepto clave es que todo contenido es siempre una ficción, no describe a la realidad tal y como es sino que es una opinión de cómo creemos que ésta es en función de las observaciones que hacemos con fundamento en lo que sabemos previamente y que es producto de un conocimiento adquirido mediante los mismos métodos que en este momento describo. Es por esto que para algunos todo fue creado por dios, para otros el universo fue creado de la nada a través de un proceso llamado “big Bang”. Es posible que nuestras opiniones causen verdaderas tragedias y horrendos genocidios si intentamos imponerlas como único punto de vista posible, esto ocurrió durante el dominio de la Iglesia Católica y fue llamado “La Inquisición” o “Santo Oficio”. Fue un proceso que intentaba deshacerse de las personas que tenían una opinión diferente a la que ofrecía la Iglesia, esta herejía era una afrenta puesto que para mantener el control es necesario que todos obedezcan y no cuestionen las ordenes. Cabe decir que este proceso en psicología se llama Síndrome del Inquisidor General y se aplica a las personas que ostentan autoridad e intentan imponer su punto de vista a aquellos que dependen directamente de él o a aquellos que simplemente exteriorizan su opinión en presencia suya. Estas personas pueden tener puestos laborales con personal bajo su mando, ser padres de familia o tener una relación de pareja o amistad con alguien. ¿Cómo puede alguien intentar imponer su punto de vista si es imposible tener certeza de cómo es la realidad en realidad? Por eso es una enfermedad mental, lo decepcionante de esto es que los mismos que se suponen deberían saber esto, no hacen otra cosa más que tratar de imponer su opinión como lo hacen los psiquiatras y aquellos que diseñan los Manuales de Diagnóstico de las Enfermedades Mentales. Si ellos dicen que tienes depresión no hay forma que te libres del diagnóstico, ni siquiera apelando a la justicia para que un juez remueva dicho diagnóstico, es imposible.
Ahora bien, muchas veces confundimos la palabra pragmática con el ser una persona práctica y que se basa en pruebas pero para designar esa acción ya tenemos una palabra: “práctico”. El mundo de la pragmática nos abre un mundo de posibilidades hacia un entendimiento entre nosotros porque fundamente el cómo todo aquello que decimos tiene una consecuencia tangible o mejor dicho, las palabras que salen de nuestra boca provocan que la realidad cambie y los actúen como consecuencia de esos cambios. Si un líder en un contexto de crisis financiera mundial dice que hay que hacer la guerra a un país porque es considerado como hostil y terrorista eso causa que nuestra maquinaria bélica detone todo su poderío para tratar de dar respuesta a esa opinión de un solo hombre y las consecuencias son a gran escala.
Y llegados a este punto quiero atraer luz sobre una cuestión, ¿Qué son las mentiras? Las mentiras son un puente. ¿Para que sirve ese puente? Para no sufrir las consecuencias que resultan de decir la verdad. Ahora intentando explicar lo expuesto daré el ejemplo de una pareja que ya no se quiere pero que el estar juntos mantiene un interés económico muy grande de tal forma que decir la verdad pondría en riesgo un patrimonio que ha costado mucho construir. Para poder mantener esa realidad intacta utilizan un puente, el de la mentira, de tal forma que puedan seguir funcionando en sociedad sin tener que sumergirse en el río caudaloso que corre bajo ese puente. Ahora bien, la vida es un flujo como dicho río del que hablo, es un flujo que termina por derribar todos los puentes y obstáculos que nuestra actividad como seres humanos puede forjar, no importa que dichos obstáculos sean físicos o mentales, siempre caen. Pero aquí hace su irrupción una cuestión importantísima: ¿No basa la psicoterapia breve su eficacia en dicho principio? Sí, la psicoterapia es crear puentes que van de una realidad que provoca sufrimiento y agonía hacia otra que permite que nuestras opiniones no jueguen en contra nuestra. Jamás podremos saber cómo es la realidad al menos que ésta colapsa sobre nuestras cabezas, entonces la única información que obtenemos de ese evento es que las cosas no eran como nosotros creíamos pero aún así seguiremos sin saber cómo es la realidad en realidad. ¿Me quiere mi pareja? ¿Me es fiel? Pensar así provoca serías patologías que concluyen con el rompimiento de la pareja a pesar de no haber ninguna falta que motive dicho rompimiento más que la mera posibilidad de que eso suceda.
Ahora me gustaría preguntar ¿Cómo es la realidad? o mejor dicho ¿Cómo te gustaría que fuese la realidad? A pesar de lo que observes es posible determinar el contenido de lo que observas con tus opiniones, entonces éstas tienen que servir como puente hacia opiniones llenas de felicidad y sentido. Tú eres el que cruza los puentes de la tristeza y la soledad. !Derríbalos! y dirige tu vista hacia los rincones de la realidad dónde las posibilidades se multipliquen.
Como sociedad tendemos a identificar a la verdad con el sufrimiento “La verdad duele”, pero también y de forma menos popular identificamos a la verdad con la libertad “La verdad os hará libres”. Creemos que detrás de lo que observamos se esconde una verdad absoluta que dará sentido a nuestra vida como humanidad. En la película de “la invención de la mentira” se crea toda un guión de lo que puede existir después de la vida, la mujer que se encontraba en agonía sufría porque creía que caería en el vacío eterno de la nada, en realidad no estaba diciendo la verdad, tampoco estaba diciendo una mentira, simplemente estaba dando su opinión debido a que no es posible bajo ningún método tener certeza de lo que puede haber después de que fallecemos. Aquí es donde el dragón se muerde su cola puesto que entonces podemos concluir que no existe ni la verdad, ni la mentira, sólo opiniones acerca de lo que creemos que es verdad o es mentira, que nuestras emociones a veces nos mienten y a veces son una gran verdad, pero cómo expresamos lo que sentimos es lo que provoca dolor o felicidad a los demás. El amor es aceptación como lo expresa Humberto Maturana, si no podemos estar junto al otro en el mismo espacio hay que dejar que esas historias sigan su flujo hasta que encuentren su propio lugar en la realidad, recordemos que existe la posibilidad que ésta sea la única vida que tengamos y por ello no creo que sea una opción el desperdiciar ni un solo año en una relación de la que tenemos certeza que no funciona y que esta siendo sostenida para no causar un daño aunque el daño mayor será causado por haber precisamente sostenido una opinión que iba en contra de lo que uno siente.
Si alguien te dice “no te quiero” ¿Le crees? Si. Si alguien te dice “te quiero” ¿Le crees? Como dice el agente Smith en la película The Matrix, vemos la vida en función del sufrimiento, no podemos tener certezas sobre las cosas buenas que nos pasan, “no puedo creer que esto me esté pasando a mí”. La desgracia viene cuando el miedo a perder las cosas buenas que tiene nuestra vida provoca precisamente su pérdida y con esto me refiero a los celos como patógeno que provoca una situación así.
La pragmática como rama de la lingüística nos explica cómo entendemos el significado de algo dependiendo del contexto, pero también cómo lo que opinamos de nuestra realidad provoca que los demás actúen en consecuencia y por lo tanto dicha realidad sea transformada. Las catedrales existen porque es opinión generalizada que debemos venerar a nuestras deidades. Las guerras existen porque es opinión de algunos que el dios al que se venera es el único venerable y es menester eliminar a los paganos para no hacer enojar a dicho dios. Algunos políticos ganan porque dicen que serán los presidentes del empleo pero cuyas opiniones luego son conocidas y en la realidad se reflejan.
¿Y que tal si viviésemos absteniéndonos de opinar? Creo que existe una palabra en la filosofía oriental para eso, se llama... Contemplación.