viernes, 13 de septiembre de 2013

El Síndrome del Inquisidor Ético.



La vida propia ofrece un panorama tan desolador que nos invita a voltear a otro lado, a la vida de los demás. Al convertirnos en portentos de la verdad y la rectitud nos vemos obligados a imponer nuestra visión del mundo inclusive a través del uso de la fuerza, derecho heredado por el mismísimo Dios. La historia en su general conjunto es la historia de este trastorno, de este delirio. Esta forma de actuar tiene sus orígenes en la misma estructura social, desde que somos sociedad nos vemos obligados a organizarnos y la organización implica estructura y desafortunadamente jerarquía.

La función de la sociedad es mantener la cohesión del grupo, para lograr eso es necesaria una actividad productiva y cobrar un impuesto para mantener la jerarquía dominante. Esa jerarquía mantiene semejante comodidad que no esta dispuesta a perder el poder, debido a eso organiza la tan temida fuerza pública. Y dicha fuerza pública emerge debido a que las personas no se someten de forma dócil a las imposiciones de la jerarquía, simplemente no se les puede convencer con buenas palabras, se les tiene que someter por la fuerza. Desafortunadamente la estructura social se convierte en un arquetipo que se representa a un nivel más local como la familia, la relación de pareja, la crianza de los hijos, la amistad, y hasta en la relación vecinal. Entonces el bumerán que lanza el estado llega hasta el ultimo eslabón social y vuelve a subir por toda la estructura hasta completar su ciclo de forma ininterrumpida, eterna. A este fenómeno Paul Watzlawick lo llamó el Síndrome del Inquisidor General. Este Síndrome es el que llevó a los jerarcas de la Iglesia del Medioevo a cometer los peores crímenes contra la humanidad pensando que salvaban las Almas de los herejes, esas víctimas no han sido elevadas al nivel de Santos por dicha institución religiosa, simplemente no han reconocido su error. Otro gran ejemplo es el homicidio masivo que cometieron los miembros del partido Nazi contra los Judíos y otras minorías raciales. Eso no les enseñó nada a las víctimas supervivientes, el estado Judío esta repitiendo la fórmula bloqueando cualquier intento de crítica acusando de antisemita, casi Nazi o genocida a cualquiera que intente alzar su voz contra los asesinatos selectivos y masivos del estado Israelí. En estos dos ejemplos esta la prueba de que la historia de la humanidad es la historia del Síndrome Inquisidor General y desafortunadamente mientras haya sociedad habrá quienes reclamen el derecho a someter a los demás a un mismo esquema de realidad.

A los que proclamamos el Respeto como única forma de relacionarnos entre seres humanos y como pauta para promover la supremacía de la naturaleza en nuestra realidad nos llamamos los Inquisidores Éticos. Simplemente no sometemos a los demás a un régimen donde solo se puede hablar o hacer lo que permitimos. Esto es necesario porque si el otro no puede ser libre, en algún punto de la historia nuestros súbditos volverán con poder para lincharnos, cortarnos la cabeza en la guillotina o en el mejor de los casos, nos condenaran a la pena capital. Esto ocurre porque la imposición siempre genera resistencia y el deseo por cambiar las cosas, sin embargo, esto se convierte en otro delirio mas, el delirio de cambio. Los de abajo emergen para desplazar a los gobiernos regentes solo para convertiste en los mismos Tiranos que desterraron, de esta forma sellan su destino, sembrar la semilla de la resistencia en los que no lograron engancharse al nuevo régimen. Parece que no hay solución general a este problema, solo a nivel personal podemos tomar la decisión de respetar la vida en todas sus manifestaciones. Los demás si no lo hacen, la misma realidad, la misma sociedad y el mismo planeta se encargará de mantener el Tao.

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