Nuestro temor a la naturaleza proviene de muestras tan claras como terremotos o inundaciones. Desde nuestra más primitiva historia se ha distorsionado la relación mente/naturaleza, hemos conceptualizado a la naturaleza como enemiga. Para lograr contrarrestar el maléfico comportamiento de natura dedicamos nuestros mayores esfuerzos a entenderla y derrotarla. Siempre hemos creído que nuestras ciudades son el logro más importante en la tarea de dominar el medio ambiente. Sin embargo solo hace falta muy poca energía por parte de nuestra madre naturaleza para darnos una lección: terremotos, tsunamis, huacanes, incendios, sequías.
Cuando ocurre un desastre natural, el área afectada se convierte en un microcosmos. Todas las personas buscan desesperadas un foco de atención hacia dónde descargar su confusión y frustración. En este contexto siempre se espera que las personas tomen ventaja de la elevada entropía positiva para sacar provecho. El saqueo y la rapiña es un mecanismo normal y esperable. Si las personas saben de antemano que la situación mejorará entonces deciden robar artículos de última necesidad, pero que en un contexto próximo de normalidad le permitirá subsistir en dicho nuevo concepto más días que en si roba artículos de rápido consumo como agua o comida. La Emergencia es aquello que surge sinérgicamente por la interacción de pautas inesperadas. En una situación apocalíptica, en donde la posibilidad de volver al status quo se vislumbra cercana, hechos deplorables como el saqueo y la rapiña se convertirían en la única forma de subsistencia, aquellos que no lo practicaran se convertirían en el eslabón débil y perecerían debido a la falta de trabajo, suministro de bienes y pérdida del valor del dinero como medio de cambio. Estas propiedades de la emergencia las podemos ver en menor medida en situaciones de extrema urgencia como las que se viven en Acapulco, pero recordemos que después del paso del huracán Sandy también pudimos ver dichos acontecimientos, sin embargo, la voluntad de mantener el control por parte del sistema Americano es tan grande que pudieron neutralizar sus efectos. Eso solo se logra con la fuerza pública, sin embargo lo que se pide en este momento es la ayuda humanitaria para hacer acopio de productos de primera necesidad y regalarlos a quienes lo necesitan. Esos productos pasan por tantos filtros que difícilmente llegan a las manos adecuadas, pasan, principalmente por mafias ya establecidas que también buscan lograr beneficiarse. Obviamente de no ser controlados los actos de saqueo se puede llegar a una situación de anarquía entrópica en donde será mas complicado el suministro de productos de primera necesidad en contextos no apocalípticos.
Paul Watzlawick en su libro "Lo bueno de lo Malo" nos habla de nuestra infinita incapacidad para estar bien en tiempo se paz y calma, y de nuestra inmensa necesidad de atravesar por momentos turbulentos para poder dotar de sentido la realidad puesto que el ser humano solo entiende la vida en esos términos, como caos y violencia.
En estos momentos hay que replantear los cimientos de nuestra civilización. Con el creciente aumento demográfico, cada golpe de la naturaleza afectará a más personas debido a que cada día se concentra más gente en menos espacio y esos espacios explotan desmesuradamente los recursos naturales. Parece una necesitad el establecernos siempre en dónde los recursos sean de fácil acceso, es responsabilidad de los que ostentan el control de la sociedad que impidan el abuso de los límites que la naturaleza reclama para su expresión. No esperemos que un río siempre mantenga su cauce, no esperemos que la tierra nunca tiemble. No esperemos que los vientos jamás sobrepasen la simple brisa. Es un autoengaño el no preparase para lo peor, y es un error invadir lo que la madre naturaleza considera suyo. Si en Acapulco se inundaron zonas consideradas de alto lujo es porque las tierras son muy bajas y siempre habían sido consideradas pantanosas. ¿Qué espera una tienda como Costco si no hace un análisis de impacto ecológico? Pues simplemente le toca esperar las consecuencias. Además de promover la rapiña por cuestiones económicas puesto que las cláusulas del seguro son diferentes cuando se trata de cuestiones naturales que las que se estipulan en caso de robo. Si no se encuentra la fuerza pública custodiando dichos establecimientos es debido a que precisamente la fuerza es pública y no privada. Si estos establecimientos lo solicitan y se consideran estratégicos entonces se puede entender la intervención del ejercito, de otra forma no. No luchemos contra la naturaleza (incluida la humana), comprendamos sus pautas y preparémonos para el siguiente gran golpe.